Por Fiamma Brizio
Desde que el hombre se convierte en un ser racional,
en el único ser vivo consciente de que va a morir, surge en él el sentido de
la trascendencia, el sentimiento de angustia ante lo desconocido y el respeto
hacia lo sagrado en cuanto conocimiento y poder revelado sólo por los dioses.
Aquellos tiempos en que nuestros ancestros no entendían el porqué de la luz y de
la oscuridad, del día y la noche y sentían angustia ante la oscuridad hueca de
la luna nueva, o incluso se conmovían con la lluvia, el viento, la nieve o el
granizo.Todo lo inexplicable se consideraba sagrado, secreto,respetable y,
sobre todo, temible.
Aquel hombre con capacidad de palabra y posibilidad de
evocar símbolos comienza, muy lentamente, durante sus miles de años de
evolución, a intentar explicarse el mundo en el que debe
sobrevivir. Y surgen así los primeros mitos, los primeros relatos de la
humanidad, como explicación del Universo o respuesta a los grandes enigmas que
aquellos hombres fueron planteándose a lo largo de su desarrollo humano e
intelectual. Enigmas como la creación del mundo, el sol, la luna, las estrellas
o los fenómenos atmosféricos, guerras, conquistas o sumisiones entre diferentes
grupos o tribus,todo fue recogido e interpretado por los mitos, auténticos
relatos pertenecientes la noche de los tiempos.
En todo relato fantástico se produce la irrupción de
un elemento sobrenatural, misterioso e inexplicable en la vida cotidiana. Ante
esa situación extraordinaria, el personaje principal (y a veces, igualmente, el
lector)ha de vivir una ambigua, vertiginosa y, en ocasiones, terrorífica
experiencia delos límites entre lo posible y lo imposible, en la que hacen
aparición el elemento fantástico y su efecto, porque las leyes que ordenan tanto
la realidad del lector como la del relato no consiguen explicar el extraño
fenómeno acontecido.
El relato fantástico, por lo tanto, implica un desafío a la
validez de las normas que rigen el concepto de realidad objetiva, quebrantando
de ese modo los límites impuestos por la racionalidad del orden establecido.
Así, podemos entender la naturaleza de lo fantástico como manifestación de un
intento frustrado de explicación del universo, con el miedo a lo desconocido
que impone dicho fracaso.
La gran aportación de Poe, que habrá de ser una
constante en el desarrollo posterior de lo (Fantástico psicológico o mental), es
la lógica interna del relato y la técnica combinada de suspenso y verosimilitud,
empleadas hasta conseguir,mediante una especie de eterna tensión descriptiva,
el efecto buscado: la angustia o la conmoción psicológica.Los seguidores de Poe
evitarán detalles y situaciones espectaculares en sus concisas descripciones, y
se servirán del análisis interiorizado para causar inquietud, angustia o
terror. El narrador ya no tomará partido, ya no intentará convencer, pero
utilizando un realismo íntegro en sus descripciones de lo extraño, conseguirá
que lo macabro y lo morboso resulten absolutamente verosímiles y que el miedo y
el vértigo existencial sean vividos, además de por el personaje principal del
relato, por el propio lector.
En un relato maravilloso, trátese de un cuento
popular, de un cuento de hadas o de lo que hoy llaman «épica fantástica, tanto
el lector como el personaje principal se sumergen en un mundo regido por normas
que nada tienen que ver con la racionalidad(recordemos el clásico “Erase una
vez…” de los cuentos tradicionales que tan espléndidamente servía para alejar
al lector de su propio mundo).
En las sagas de John R. R. Tolkien,
los acontecimientos se rigen por unas normas propias que nada tienen que ver
con la realidad objetiva. Se trata de un universo en el que todo es
posible,incluso el milagro, de un mundo en el que cualquier evento, extraño
o sobrenatural nunca es considerado imposible.En el relato maravilloso no existe
el conflicto entre lo posible y lo imposible que genera la ambigüedad y la duda,
la angustia o el miedo,característicos del relato fantástico propiamente dicho.
Porque en todo relato fantástico, tanto el lector como los personajes están
sometidos a las normas que impone la verosimilitud racional de lo narrado.En los
relatos fantásticos se recrean situaciones en las que seres humanos, insertos en
el mundo de la realidad objetiva, se encuentran súbitamente ante algo
extraordinario que provoca una tensión entre lo posible y lo imposible, una
situación en todo caso inexplicable.
Un elemento sobrenatural o extraordinario,
que no forma parte del universo maravilloso en el que todo es posible, se
inserta en el orden humano de la realidad objetiva e invade la vida cotidiana.
Las leyes racionales no sólo se ven quebrantadas, sino que resultan
insuficientes para explicar la causa del fenómeno calificado de extraño y
misterioso. Del tratamiento de lo imposible que se lleva a cabo en todo
relato fantástico se deduce que lo fantástico refleja el descubrimiento atroz
del lado oculto de la realidad, ese lado misterioso para el que no existe
explicación alguna y que, en todo caso, resulta inconcebible.
Lo fantástico es
creación liberadora en la que la antítesis de lo posible y lo imposible
consigue integrarse en un todo Imaginario.
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