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La poesía de Alejandra Pizarnik

Por Sandra Catalan

Por sus versos surrealistas, las circunstancias de su muerte y su carácter depresivo, se ha creado una suerte de mito alrededor de la figura de Alejandra Pizarnik, una de las grandes poetas del siglo XX.
Resultado de imagen para pizarnikPizarnik nació en Buenos Aires en 1936 a una familia de inmigrantes rusos-judíos. Sus padres le pusieron Flora, nombre que dejó de usar después de la publicación de su primer libro La tierra más ajena en 1955 y por rechazar los lazos filiales.
Durante este periodo de su vida, Pizarnik cursaba clases de filosofía, periodismo y literatura en la Universidad de Buenos Aires. También se interesó en el psicoanálisis y comenzó a tomar clases de pintura con el pintor surrealista Juan Batlle Planas.
En 1960 se trasladó a París, ciudad donde pasaría cuatro años de su vida y forjaría amistades con Julio Cortázar y Octavio Paz, quien escribió el preámbulo a su libro Árbol de Diana. Recibió las becas Guggenheim en 1969 y Fullbright en 1971. Tras su retorno a Buenos Aires, pasó un tiempo internada en un hospital psiquiátrico y en 1972, durante una salida de fin de semana, se quitó la vida con una sobredosis de Seconal.

La poesía de Alejandra Pizarnik
La poesía de Pizarnik es surrealista, sin embargo no se encasilla fácilmente en ningún movimiento dentro de su generación y la poeta no tuvo interés en la poesía comprometida que se escribía en Argentina durante estas décadas de tensiones políticas.
El rasgo que más destaca de su poesía es el uso de imágenes ilógicas y oníricas. También emplea el simbolismo, lo cual muestra la influencia de los simbolistas franceses que leyó en su adolescencia, incluyendo a Rimbaud, Verlaine, Mallarmé y Lautremont. Las imágenes surrealistas y los símbolos ilustran los siguientes temas que aparecen frecuentemente en su obra:
·         La muerte
·         El silencio
·         La infancia y la orfandad
·         La enajenación
·         El ensimismamiento
·         El desdoblamiento del yo
·         La angustia existencial

5 mejores poemas de amor de Alejandra Pizarnik.
·        La enamorada
·        Más allá del olvido
·        Anillos de ceniza
·        El infierno musical
·        Caminos del espejo

La enamorada:es un poema de amor, publicado en la antología de 1956: La última inocencia.
Fuertemente influenciada por Alfonsina Storni, DelmiraAgustini, pero sobre todo por los grandes poetas malditos, como Charles Baudelaire y Arthur Rimbaud, Alejandra Pizarnik rechaza los temas clásicos de la poesía de las mujeres, tales como la dulzura, la fidelidad, la ternura, la abnegación y la castidad.
Resultado de imagen para pizarnikEn cambio, ofrece una imagen de la feminidad violenta, no convencional, en definitiva, el retrato de una mujer atravesada por una sociedad que la recluye. La enamorada, fue dedicado a Oscar Ostrón, psicoanalista de Alejandra Pizarnik, de quien estaba secretamente enamorada.

La enamorada.
Esta lúgubre manía de vivir,
esta recóndita humorada de vivir
te arrastra Alejandra no lo niegues.
Hoy te miraste en el espejo
y te fue triste estabas sola
la luz rugía el aire cantaba
pero tu amado no volvió.
Enviarás mensajes, sonreirás,
remolarás tus manos así volverá
tu amado tan amado.
Oyes la demente sirena que lo robó
el barco con barbas de espuma
donde murieron las risas
recuerdas el último abrazo
oh nada de angustias
ríe en el pañuelo llora a carcajadas
pero cierra las puertas de tu rostro
para que no digan luego
que aquella mujer enamorada fuiste tú
te remuerden los días
te culpan las noches
te duele la vida tanto tanto
desesperada ¿adónde vas?
desesperada ¡nada más!

Más allá del olvido:publicado en la colección de poemas de 1958: Un signo en tu sombra.
Alguna vez de un costado de la luna
verás caer los besos que brillan en mí
las sombras sonreirán altivas
luciendo el secreto que gime vagando
vendrán las hojas impávidas que
algún día fueron lo que mis ojos
vendrán las mustias fragancias que
innatas descendieron del alado son
vendrán las rojas alegrías que
burbujean intensas en el sol que
redondea las armonías equidistantes en
el humo danzante de la pipa de mi amor.

Anillos de ceniza.Publicado en la colección de poemas de 1962: Árbol de Diana.
Son mis voces cantando
para que no canten ellos,
los amordazados grismente en el alba,
los vestidos de pájaro desolado en la lluvia.
Hay, en la espera,
un rumor a lila rompiéndose.
Y hay, cuando viene el día,
una partición de sol en pequeños soles negros.
Y cuando es de noche, siempre,
una tribu de palabras mutiladas
busca asilo en mi garganta
para que no canten ellos,
los funestos, los dueños del silencio.

El infierno musical: publicado en la antología de 1971
Golpean con soles
Nada se acopla con nada aquí
Y de tanto animal muerto en el cementerio de
huesos filosos de mi memoria
Y de tantas monjas como cuervos que se precipitan a hurgar
entre mis piernas
La cantidad de fragmentos me desgarra
Impuro diálogo
Un proyectarse desesperado de la materia verbal
Liberada a sí misma
Naufragando en sí misma.

Resultado de imagen para pizarnikCaminos del espejo: publicado en la antología de 1968: Extracción de la piedra de locura.
Y sobre todo mirar con inocencia. Como si no pasara nada, lo cual es cierto.
Pero a ti quiero mirarte hasta que tu rostro se aleje de mi miedo como un pájaro del borde filoso de la noche.
Como una niña de tiza rosada en un muro muy viejo súbitamente borrada por la lluvia.
Como cuando se abre una flor y revela el corazón que no tiene.
Todos los gestos de mi cuerpo y de mi voz para hacer de mi la ofrenda, el ramo que abandona el viento en el umbral.
Cubre la memoria de tu cara con la máscara de la que serás y asusta a la niña que fuiste.
La noche de los dos se dispersó con la niebla. Es la estación de los alimentos fríos.
Y la sed, mi memoria es de la sed, yo abajo, en el fondo, en el pozo, yo bebía, recuerdo.
Caer como un animal herido en el lugar que iba a ser de revelaciones.
Como quien no quiere la cosa. Ninguna cosa. Boca cosida. Párpados cosidos. Me olvide. Adentro el viento. Todo cerrado y el viento adentro.
Al negro sol del silencio las palabras se doraban.
Pero el silencio es cierto. Por eso escribo. Estoy sola y escribo. No, no estoy sola. Hay alguien aquí que tiembla.
Aun si digo sol y luna y estrella me refiero a cosas que me suceden. ¿Y que deseaba yo? Deseaba un silencio perfecto. Por eso hablo.
La noche tiene la forma de un grito de lobo.
Delicia de perderse en la imagen presentida. Yo me levanté de mi cadáver, yo fui en busca de quien soy. Peregrina de mí, he ido hacia la que duerme en un país al viento.
Mi caída sin fin a mi caída sin fin en dónde nadie me aguardó pues al mirar quien me aguardaba no vi otra cosa que a mí misma
Algo caía en el silencio. Mi última palabra fue yo pero me refería al alba luminosa.
Flores amarillas constelan un circulo de tierra azul. El agua tiembla llena de viento.

Deslumbramiento del día, pájaros amarillos en la mañana. Una mano desata tinieblas, una mano arrastra la cabellera de una ahogada que no cesa de pasar por el espejo. Volver a la memoria del cuerpo, he de volver a mis huesos en duelo, he de comprender lo que dice mi voz.

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