Por Valeria Fondari
"Cuando soy muy feliz escribo
novelas", declaró en cierta ocasión Bioy Casares. Este autor es tan extraordinario
que se hizo mundialmente conocido por su admirable literatura.
A pesar de que ya había publicado
algunos libros, la verdadera obra de Bioy Casares comienza en 1940, el año en
que se publica su más famosa novela, La invención de Morel. La obra narra la
historia de un prófugo que escapa a una isla que se supone infectada por una
enfermedad mortal. Al comenzar a vivir en ella, pierde todo el sentido de la
realidad y se da cuenta de que en la isla viven personajes creados por una
máquina inventada por Morel.
Bioy
Casares fue un escritor argentino que frecuentó las literaturas fantástica,
policial y de ciencia ficción. Es considerado uno de los escritores más
importantes de su país y de la literatura en español, habiendo recibido el
Premio Internacional Alfonso Reyes y el Premio Miguel de Cervantes, ambos en
1990. Colaboró literariamente en varias ocasiones con Jorge Luis Borges, y este
consideró a Bioy como uno de los más notables escritores argentinos.
Bioy anota que varias veces Borges demuestra
"su puritana antipatía por el tema del amor" y queda "un poco exasperado por su
puritanismo" cuando llama " a tart" a Egle Martin, para Bioy
"una bataclana bastante evolucionada". Bioy registró reiteradamente
la incomodidad de Borges ante todo tratamiento literario, aun alusivo, de lo
sexual: escudado tras la noción de que el tema erótico le parece inferior a lo
épico, estalla en epítetos de inusitada violencia para todo texto que
incursione en el tema, vedado para él.
Quizás Bioy, como dice Rodrigo Fresan, es más
completo que Borges, pues en él hay una felicidad que no se halla en su gran
amigo. Es una alegría que solo conocen las mentes que, con la ayuda del tiempo,
saben transformar la ira, el rencor o la angustia en humorismo.
El sentido de sus obras probablemente sería el
de comunicar al lector el encanto de las cosas que le inducían a querer la
vida, a sentir hasta pena de que pudiera llegar la hora de abandonarlas para
siempre, porque su afán de lucidez le lleva a descubrir el lado absurdo del
mundo, y el afán de veracidad le impide silenciarlo.
Inventor
de tramas que profundizan en la ambigüedad de la realidad, Bioy creó a un
lector activo, muy moderno, curtido en la sospecha constante. Y ese centro
oculto es precisamente el que hoy le distancia de los clásicos del “género
fantástico” y le hace tan vigente y actual.
Bioy
Casares fue un hombre tranquilo y cortés. Su humor en la literatura aprueba la
realidad, de la que sacó el mayor provecho posible. “El mundo es un caos, pero
hay que cultivar jardines”, sostenía alegremente. Por eso, gentilmente, aportó en sus obras menos conocidas una ligereza, un
gusto de vivir, una adecuación de la literatura al mundo real. ¡Qué literatura
tan amistosa!...
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